Durante el camino de llegada a casa, los chiquitos se
hicieron grandes y aprendieron a trasgredir entre vereda y vereda debían girar gigantes
piedras para avanzar. Algunos terminaron con la rótula astillada, otros las uñas
largas.
La mayoría desestimaron que algunas de las piedras escondían
reglamentos como si jugarían a la escondida. Me encontré con reglamento un día lluvioso, lo juro, había prometido darme las
mejores zapatillas, era grandote y tenía mucho poder, casi como un rey, no sé
bien como se dice en este siglo del platico semejante poder. Él tenía muchas
leyes en el bolsillo, me conto que las
había agrupado por semejanza y me ordeno que para seguir debería cantar la palinodia. Su voz no me había convencido
y al ver su mano izquierda note un papel
rojo y solo llegue a leer la primera
frase: son unos pobres diablos casi perritos falderos.
1 comentario:
"En el momento en que la boca encuentra el pecho, encuentra y traga un primer sorbo del mundo"
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