lunes, 22 de junio de 2020

En la lengua el fuego y en los ojos el cuchillo




 

En el principio, el televisor apagado. Su pantalla dejo en el continuar de la vida todo el petróleo. Ahora es difícil preguntarse ¿Qué es la vida cuando humanos de tu misma sangre piensan en lastimarte? ¿Qué  sucede después?
 Las cortinas se abren,  para que entre el sol, los rayos iluminan la habitación,  nacen los destellos y la visión algo nublada. Así eran los desayunos. Apenas nos conocíamos, casi ninguno se podía mirar a los ojos, todos fisionomías comiendo, cumpliendo la ley biológica de la supervivencia. En la lengua el fuego y en los ojos el cuchillo.
 Después, durante el día,  al salir de la casa, las veredas nos separaban. Todos fieles al camino, divirtiéndose con su rayuela. Nos hemos cruzado y nos saludamos, con la esperanza en los abrazos y los gestos formales del saludo.
Casi ninguno se podía mirar a los ojos, uno de ellos lo intentaba constantemente,  contaba los segundos  que podía soportar y luego los comparaba con el día siguiente. Aún no se lo que vio, pero estaba seguro que ese era su mundo más cercano,  pero no su único mundo. 
La mayoría se quedaba en la mesa, aun sin mirarse por un segundo. Podían pasar horas así, pero uno de ellos, intentaba caminar a su alrededor. En ese mundo cercano, descubrió las turbulencias más largas, sentimientos, afectos que aunó lo dejan negro, como cuando se sale de un rio contaminado de petróleo. ¡No les puedo contar! lo que sucedía cuando comían ensalada, era como darle lechuga a un tigre.  La mayoría se alimentaron  para poder sobrevivir y en sus vivencias imaginaban distintos caminos. Solo uno de ellos, se dio cuenta, que la  imaginación imposibilita el momento real. Él, descubrió en la acción otros sentidos. Los otros apenas pensaron lo que comían. ¿Somos animales? ¿Cómo nos domesticaron? ¿Qué masticas?
Casi todos miramos el noticiero para empacharnos, es una especie de postre amarillo, cuanta más sangre se ve, se llega más rápido a la noche. 
Una vez, pasada la tarde, uno de ellos  empezó a preguntarse sobre ¿Qué era la verdad? Había escuchado el mito de las cavernas de platón, pero poco le importo, porque cuando escuchaba el nombre platón no podía dejar de imaginarse un bebe jugando en un fuentón, con pelotitas de colores, salpicando agua por todo el piso. Exactamente eso era la filosofía. El resto del juego, el agua salpicada. Preguntarse por la verdad implicaba la fragilidad de la gota salpicada, expuesta a una mosca, a una pisada. ¿A quién le interesa?. 
Dime de que te quejas y te diré quién eres. Es verdad… estamos expuesto a las ofertas mata deseo. ¿Vos que mierda miras? No hay caso, es un mundo mayoritariamente de imbéciles, cortos de letra y lengua larga.



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La voluntad de haber llegado hasta acá

Nadie se pierde nada, ni encuentra nada relajante al haber llegado hasta acá, pero han saltado jubilosamente al vacío, solo se vuelve… al otro vacío, volviendo a entrar al vacio anterior...va ve

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