Un día metí la mano en una bolsa de batatas y saque una
naranja, parecía una ilusión que brilla y
me pregunte: ¿Dónde está esa mirada que no es de costados? Luego Delibere que era necesario pensar seriamente si son mis actos lo que determinan mí
existencia o hay un todo fluyente como
la gotera de una canilla que nos salpica un poco.
Entonces decidí que mis ojos miren.
Busca y busca... Hasta que se Entrega a la confianza y traspasa la playa, salpica al mar y se olvida
de la maya blanca a rayas rojas. Vistazo abajo del agua y todo tan en
movimiento como patada de embarazada.
Luego salió, temprano salió y vio una
sombrilla, se detuvo como un canario
amarillo en una jaula. Canto a la familia, lo hizo con
absoluta confianza en ese sonido.
- Cuando se niega la totalidad comienza el momento de la
particularidad-Dijo una voz.
-Esta equivocado porque cuando lo negamos solo queda
dividirnos, ser partes sueltas y que desprendidas del todo, lo miran de afuera pero aun salpica el agua.
Pensar en la
particularidad es tan ilusorio como sacar de una bolsa de batatas una naranja.
Es como no tejer ídolos.
El pajarito vuela y vuela y lee en la inmensidad algunas fabulas que los invertebrados le cuentan a otros invertebrado
que aún no tejen sus huesos rotos.
Finalizando el vuelo, se posa en una de las
tantas sombrillas y se maravilla al ver al niño que dejo de jugar solo en la
playa.
3 comentarios:
Al margen de lo escrito puedo decir que la imagen de la entrada me llevó para atrás,atrás, a la infancia con el librito de Wally! Saludos!
el trágico final del héroe que vive entre el hombre y la divinidad, entre lo profano y lo sagrado...
el peso de la sombra
Publicar un comentario