Carnívoro.
Bebé de huesos.
Chorrean de sus codos babas siniestras.
Complejo cautiverio en la mesa.
Los comensales acomodan los restos, de lo que una vez fue coraje, valentía y valor.
No hay espejos, ni lámparas. El sonido de masticar ensordece, hasta violar las leyes de la biofísica.
Quien pudiera sobrevivir ante semejante cacería.
Ahora ambos están deglutidos por las personas vestidas de verde militar.
Ahora…
En el futuro resucitarán dentro del estómago del mayor genocida y desde el interior comenzará la venganza y en el futuro más lejano el perdón.
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