sábado, 18 de mayo de 2013

Pisssssa





El motor de la heladera hacia mucho ruido, el perro estaba, pero no movía la cola. Sentía una caricia de lija y eso lo desorientaba. El abuelo no estaba se fue saludando como un capitán.  Santiago estaba sentado en un banco de una plaza,  mientras veía  volar a las palomas pensó: pudiendo mover algo mínimo todo se pondría en marcha como el motor de la heladera.
Era lindo tomar mates con el abuelo cuando te veía medio bajón te decía: El día tiene veinticuatro horas, ocho para trabajar, ocho para dormir y ocho para divertirse, de nada sirve que solo hagas una cosa y después compenses porque la compensación siempre es  tarde.
 El abuelo  siempre decía que a la vida había que ocuparla por pasos, pero Santiago estaba tan inmóvil, tan falta de abuelo. Los domingos cuando hacia asado cantaba una canción de  Zitarrosa: “Crece desde el pie musiquita, crece desde el pie, uno dos y tres derechita, crece desde el pie la fogata, crece desde el pie  lo mejores amores, crece desde el pie el rumbo seguro… un poco de fe y los tambores pueden florecer.”
 Había pasado mucho tiempo y Santiago aun inmóvil en la plaza, con la mirada perdida y sus más allegados preocupados, sin saber que hacer pero el capitán, un domingo se fue hasta la plaza tranquilo y supongo que silbando, vio a Santiago sentado, lo reconoció por la campera, le grito pero ni vuelta se dio, el abuelo andaba con ganas de orinar, entonces despacito se acercó, luego se desprendió el pantalón, supongo que después saco su pene y meo toda la espalda de Santiago, dicen los que lo vieron que de la campera emanaba el humo del pis caliente. Santiago pego un salto y el abuelo grito: ¡Levántate cagón! ¡Que acá nació un argentino!


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